Antes de hacer el Camino de Santiago realicé unos pergaminos que después, durante la peregrinación, he ido dejando en diversos lugares que me parecían únicos: en la escalinata de una plaza de Santiago de Compostela, en un soportal de la misma ciudad, en un puente romano, en el hueco de un árbol centenario, en el mirador de un pueblo medieval, etc. Albergo la esperanza de que quien los encuentre pueda vivir un momento mágico.
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